lunes, 27 de abril de 2009

El mejor confabulador de todos los tiempos

Se dice que cuando el universo confabula no hay quien lo supere, las casualidades resultantes de ésta confabulación son de lo más interesantes y nunca dejan de sorprendernos.

Éste sábado pasado he sido víctima de la confabulación del universo; hace nueve años terminé el colegio y cada uno de mis compañeros de clase tomo su camino. Con tres de ellos había estudiado desde primero de primaria, nuestras madres son muy amigas y todos éramos considerados sobrinos de cariño. Los caminos de nosotros cuatro no se separaron mucho ya que estudiamos en la misma universidad pero en distintas carreras, aun así las visitas y reuniones iban disminuyendo con el paso de los años llegando a ser casi nulas cuando cada uno terminó la carrera y empezó a trabajar; digo casi nulas porque en la ceremonia de gradación de la universidad nos reunimos por última vez.

Han pasado un poco más de tres años desde aquella ocasión, en ese tiempo trabajé y saque mi titulo profesional. Éste sábado pasado fue la ceremonia de apertura del año académico donde se hace entrega de la insignia académica a los que se licenciaron. El evento por si solo ya generaba gran emoción en mí, sin embargo el nivel de emoción se salió de la gráfica al encontrarme con mis tres amigos de colegio. No podíamos creer que los cuatro nos estábamos licenciando al mismo tiempo, era como estar en la graduación del colegio de hace nueve años. Por cortesía del universo habíamos avanzado al mismo ritmo en nuestra carrera profesional y sin planearlo nos volvimos a juntar con motivos más que suficientes para celebrar.

En fin así da de vueltas la vida, quien sabe si de manera aleatoria o bajo el antojo de otro, vamos de un sitio a otro y pareciera que es muy complicada, pero en realidad es simple somos nosotros los que la hacemos complicada. Todo es cuestión de tomar decisiones, porque como bien he aprendido: “tomar una decisión no es un problema, sino es parte de la solución”. Que nuestros miedos o dudas no nos dominen al momento de decidir, tenemos que dejarlos a un lado y seguir avanzando. Tal vez sin saberlo avancemos al mismo ritmo de seres queridos que hace mucho que no vemos y el día menos pensado ese avance nos reunirá con ellos una vez más.