viernes, 5 de septiembre de 2008

La importancia del desayuno

En estos tiempos la competitividad se convirtió en el pan de cada día, los resultados priman sobre todas las cosas, ganar o perder es a lo que se resume todo. Los puntos medios se han convertido en un lujo, es raro porque ningún extremo es bueno, pero ahora estar en un punto medio es sinónimo de mediocridad. En algún momento alguien dijo que la virtud es un punto medio entre dos valores opuestos no deseables, diría recomendables en lugar de deseables (hay cada masoquista ahora). ¿Qué críticas recibiría esa persona si resucitara y empezara a difundir su pensamientos en nuestra época? pero quien nos dice que esta mal o bien, nadie es dueño de la verdad sin embargo ahora pareciera que hay diversas versiones de ella, cada quien maneja a su antojo “su verdad”, la regla de la vida es uno mismo. La verdad es una sola, de ella hay una parte que conocemos y otra que desconocemos; y quizás jamás lleguemos a conocer. No contentos con eso la parte de la verdad que conocemos la dividimos en dos más, aquella parte en la que si creemos y la otra en la que no creemos ya sea porque no la queremos aceptar o la fuente por la que la descubrimos no nos inspira confianza.

Pareciera que siempre estamos divididos o tendemos a dividir todo, para nuestra conveniencia la mayor parte de veces. Esto de dividir me trae a la memoria la clase de un profesor de matemáticas donde nos explicaba que si para ir de un punto a otro avanzáramos dividiendo entre dos la distancia que nos falta por recorrer para llegar al final jamás llegaríamos al punto de llegada ya que siempre nos faltaría una mitad por recorrer. Malditas matemáticas, un número operado con otro número siempre nos dará otro número ¿como saber si el resultado es correcto? En ecuaciones es fácil saberlo sólo tenemos que ver si la respuesta cumple con la igualdad, pero ¿si hemos hecho mal el planteamiento? El resultado cumplirá sin embargo no será la respuesta correcta. Tal vez antes de responder deberíamos revisar la pregunta.

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